sábado, 15 de septiembre de 2012

¡Hola!, hace mucho tiempo que no escribimos en este blog pero ahora que empieza el curso, pensamos volver a publicar.
Esta historia se llama Eternidad. Aquí os dejo el primer capítulo, espero que os guste :)


Miro por la ventana. La lluvia se estrella fuertemente contra esta. El viento susurra, con voz fantasmal, palabras incomprensibles. Un rayo surca el cielo; y todo mi cuerpo se tensa, y, mi mandíbula está tan apretada en mi boca, que un amargo dolor me recorre entera. Mi cuerpo vuelve en sí, mi alma a mi cuerpo.
Sé que va a pasar algo, el problema es que no sé que es, o que va a pasar, y eso me aterra.
Enciendo una vela y cojo un libro de encima de mi mesilla de noche. Sé que leer no me ayudará a dormir, al contrario, pero me hará olvidar esta horrible sensación, aunque solo sea por un rato.
CAPÍTULO 1
Todavía sigo nerviosa por la sensación de anoche y, por eso, por más que intento concentrarme, no lo consigo.
-Date prisa, que te van a pillar.-Mi cuerpo se tensa. Elizabeth me está mirando desde la puerta y susurra nerviosa palabras incomprensibles. Al ver que no reacciono se acerca y me pellizca. El pellizco me despierta y mi cuerpo vuelve en sí.
Suelto un pequeño alarido y ella me mira enfadada.
-¿Te quieres dar prisa?, que te van pillar
-¿Cómo que te van a pillar? Bonita, podrías venir tu a hacer esto, que me la estoy jugando y, además, ha sido idea tuya.-Frunzo el ceño. A veces no puedo creer la cara que tenía.
-Ya, Dana, pero si te pillan a ti no pasa nada. –Dice, mientras sonríe vuelve a asomarse por la rendija de la puerta, para asegurarse de que no viene nadie.
-Sí, nada menos que una encantadora semana de castigo fregando suelos; y no hay que olvidar la fantástica compañía de la simpatiquísima Fátima; - digo mientras pongo los ojos en blanco -aunque claro, eso no puede compararse con el horrendo castigo que recibirá nuestra pobre princesita,- la miro para ver qué cara pone-la dirán que lo que ha hecho está muy mal y la pobre princesita se sentirá muy culpable por haber arrastrado con ella a su queridísima amiga Dana-sonrío y la mira con sarcasmo.
Me mira enfadada, con el ceño fruncido y dice:
-No tiene gracia, me van a mandar leerme por enésima vez el puñetero libro de leyes y normas de la realeza; y no sabes le horrendo que eso-dice con sarcasmo.
Suelto una carcajada y la digo:
-Guárdate el teatro para luego, que como no nos vallamos pronto de aquí, nos van a pillar fijo.
Elizabeth suelta una risita y salimos corriendo de la habitación.



Cuando llegamos al bosque; cosa que no hemos tardado mucho, ya que estábamos cerca de la puerta trasera, la que conduce al bosque, no podemos parar de reír. El pobre infeliz que entre en aquella habitación, se va a llevar un buen susto.
Caminamos hacia el interior del bosque cuando un ruido hace que nos detengamos; alguien nos está siguiendo. Nos damos la vuelta sigilosamente y de unos matorrales aparecen dos cabecillas, de negros cabellos y verdes ojos, muy parecidas a Elizabeth. Son Zendala y Arturo, los hermanos, mellizos, pequeños de Elizabeth.
Arturo es un muchacho soñador, valiente y tímido que, aunque con solo 12 años, ya es todo un experto con la espada; nadie puede ganarle con ella, bueno, nadie menos su hermano mayor Eric.
Zendala es una muchacha divertida, de carácter risueño y alborotado, que nunca esta quieta y que odia los modales y, como ella dice, a las cursiladas a las que tienen sometidas a las mujeres.
Los dos hermanos se nos acercan, pero no parecen muy felices. Arturo le susurra algo a Zendala, que me mira y……:
-Dana, tienes que ir rápidamente a la plaza del pueblo. Está ocurriendo algo horrible-se echa a llorar.
Miro a Elizabeth, pero ella parece ausente.
Corro lo más rápido que puedo hasta llegar a la plaza y me quedo helada. Segundos más tarde aparecen Zendala, Elizabeth y Arturo. Ellos también se para; y se que están diciendo algo, mejor dicho , me están diciendo algo , pero yo no los escucho, no puedo escucharles, no los entiendo, no puedo; en lo alta de la plaza ……..¡están quemando mi madre, en una hoguera !

domingo, 27 de mayo de 2012

PRIMERA HISTORIA :P

Capítulo primero:     

Cuando por fin cierro los ojos y el sueño me invade, cuando su negrura me atrae hacia una gran paz, entonces…
-Pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi...
El estridente y horroroso ruido de mi despertador me despierta. Lo apago de un manotazo, bueno más bien lo tiro de la mesilla, como de costumbre.
Lentamente me desperezo, retiro las sábanas de mi alrededor y me levanto adormilada ¡de pronto recuerdo que día es hoy! Instintivamente me vuelvo a meter en la cama, intentando no hacer ruido, pero, como esperaba unas pisadas se acercan y alguien abre la puerta de mi habitación.
-Buenos días, cielo- mi madre me saluda desde la puerta -Espero que no se te haya olvidado qué día es hoy.
-Buffffffffff- resoplo- ¿Cómo iba a olvidarme?
-Bueno, como parecía que te volvías a la cama-ladea la cabeza- Vístete rápido y baja a desayunar, que si no vamos a llegar tarde.
Miro a mi madre flipando, ¿llegar tarde?, ¿con mi padre? Ella ignora mi expresión y cierra la puerta.
Apoyo la cabeza en la almohada, exasperada, ¿es que no podrían olvidarse ya de todo y dejar mi vida en paz? Y, ¿por qué tiene que hacer tanto ruido el puñetero despertador?
Levanto la cabeza para mirar la hora, pero recuerdo que he tirado el despertador al suelo. Me siento tentada a no levantarme, a llegar tarde, pero entonces comprendo que eso solo significaría otra regañina más y menos oportunidades de ver a mis amigas en navidades.
Me levanto sin ganas, y empiezo a vestirme. Cuando acabo, termino de meter las cosas en la maleta y me dispongo a salir de mi habitación, de pronto mi móvil suena. Lo cojo y veo que es un mensaje de Carmen, mi mejor amiga:

" tiaaa te vamos a echarr mazo de menos!!! :(( "

Sonrío y entonces decido que, aunque esté prohibido, voy a llevarme mi portátil. Escucho para ver si hay alguien en el pasillo, me agacho y saco el portátil de debajo de la cama. Abro la maleta y lo introduzco cuidadosamente en un pequeño bolsillo de esta. Cierro la maleta, abro la puerta, salgo de mi habitación y me dirijo hacia las escaleras.
Me cuesta un poco bajar la maleta, pero cuando por fin la bajo, recuerdo que me he olvidado el neceser arriba, en el baño. Dejo la maleta pegada al borde de la escalera y subo corriendo las escaleras.
Guardo el neceser en la maleta y la dejo al lado de la puerta. Entro en la cocina y veo a toda mi familia desayunando. Otra vez soy la última, aunque eso hoy no me importa.
Cojo un bol, los cereales y me siento.
Nadie dice nada en todo el desayuno, cosa que no me sorprende teniendo en cuenta que hoy es el día en que van a enviarme a un internado.


Por Clara