¡Hola!, hace mucho tiempo que no escribimos en este blog pero ahora que empieza el curso, pensamos volver a publicar.
Esta historia se llama Eternidad. Aquí os dejo el primer capítulo, espero que os guste :)
Miro por la ventana. La
lluvia se estrella fuertemente contra esta. El viento susurra, con voz
fantasmal, palabras incomprensibles. Un rayo surca el cielo; y todo mi
cuerpo se tensa, y, mi mandíbula está tan apretada en mi boca, que un
amargo dolor me recorre entera. Mi cuerpo vuelve en sí, mi alma a mi
cuerpo.
Sé que va a pasar algo, el problema es que no sé que es, o que va a pasar, y eso me aterra.
Enciendo
una vela y cojo un libro de encima de mi mesilla de noche. Sé que leer
no me ayudará a dormir, al contrario, pero me hará olvidar esta horrible
sensación, aunque solo sea por un rato.
CAPÍTULO 1
Todavía sigo nerviosa por la sensación de anoche y, por eso, por más que intento concentrarme, no lo consigo.
-Date
prisa, que te van a pillar.-Mi cuerpo se tensa. Elizabeth me está
mirando desde la puerta y susurra nerviosa palabras incomprensibles. Al
ver que no reacciono se acerca y me pellizca. El pellizco me despierta y
mi cuerpo vuelve en sí.
Suelto un pequeño alarido y ella me mira enfadada.
-¿Te quieres dar prisa?, que te van pillar
-¿Cómo
que te van a pillar? Bonita, podrías venir tu a hacer esto, que me la
estoy jugando y, además, ha sido idea tuya.-Frunzo el ceño. A veces no
puedo creer la cara que tenía.
-Ya, Dana, pero si te pillan a ti no
pasa nada. –Dice, mientras sonríe vuelve a asomarse por la rendija de la
puerta, para asegurarse de que no viene nadie.
-Sí, nada menos que
una encantadora semana de castigo fregando suelos; y no hay que olvidar
la fantástica compañía de la simpatiquísima Fátima; - digo mientras
pongo los ojos en blanco -aunque claro, eso no puede compararse con el
horrendo castigo que recibirá nuestra pobre princesita,- la miro para
ver qué cara pone-la dirán que lo que ha hecho está muy mal y la pobre
princesita se sentirá muy culpable por haber arrastrado con ella a su
queridísima amiga Dana-sonrío y la mira con sarcasmo.
Me mira enfadada, con el ceño fruncido y dice:
-No
tiene gracia, me van a mandar leerme por enésima vez el puñetero libro
de leyes y normas de la realeza; y no sabes le horrendo que eso-dice
con sarcasmo.
Suelto una carcajada y la digo:
-Guárdate el teatro para luego, que como no nos vallamos pronto de aquí, nos van a pillar fijo.
Elizabeth suelta una risita y salimos corriendo de la habitación.
…
Cuando
llegamos al bosque; cosa que no hemos tardado mucho, ya que estábamos
cerca de la puerta trasera, la que conduce al bosque, no podemos parar
de reír. El pobre infeliz que entre en aquella habitación, se va a
llevar un buen susto.
Caminamos hacia el interior del bosque cuando
un ruido hace que nos detengamos; alguien nos está siguiendo. Nos damos
la vuelta sigilosamente y de unos matorrales aparecen dos cabecillas, de
negros cabellos y verdes ojos, muy parecidas a Elizabeth. Son Zendala y
Arturo, los hermanos, mellizos, pequeños de Elizabeth.
Arturo es un
muchacho soñador, valiente y tímido que, aunque con solo 12 años, ya
es todo un experto con la espada; nadie puede ganarle con ella, bueno,
nadie menos su hermano mayor Eric.
Zendala es una muchacha
divertida, de carácter risueño y alborotado, que nunca esta quieta y que
odia los modales y, como ella dice, a las cursiladas a las que tienen
sometidas a las mujeres.
Los dos hermanos se nos acercan, pero no parecen muy felices. Arturo le susurra algo a Zendala, que me mira y……:
-Dana, tienes que ir rápidamente a la plaza del pueblo. Está ocurriendo algo horrible-se echa a llorar.
Miro a Elizabeth, pero ella parece ausente.
Corro
lo más rápido que puedo hasta llegar a la plaza y me quedo helada.
Segundos más tarde aparecen Zendala, Elizabeth y Arturo. Ellos también
se para; y se que están diciendo algo, mejor dicho , me están diciendo
algo , pero yo no los escucho, no puedo escucharles, no los entiendo, no
puedo; en lo alta de la plaza ……..¡están quemando mi madre, en una
hoguera !
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